Repensar para Resistir
Dos años trabajando a destajo. Y llega el momento en que la vida te pide parar. Parar para repensar. Repensar para resistir.
Esta ha sido la estrella que me ha guiado para que el proceso de repensar no sea errático. Un ejercicio para construir un plan de acción sin -volver a- caer en el error de creer que la energía es ilimitada. Porque no lo es.
Se necesita un papel, un lápiz, concentración y sinceridad. Vamos allá.
Dibuja en el centro del papel una estrella de cinco puntas.
¿La tienes? Empieza pensando qué estás haciendo que ya está funcionando, que te ayuda a conseguir lo que quieres. Tener claro qué quieres conseguir parece una obviedad y no lo es. Y a veces olvidamos visibilizar lo que hemos conseguido y queremos mantener. Cuando lo tengas identificado lo anotas en la punta de arriba de la estrella.
Yo quiero seguir siendo freelance. Quiero seguir creciendo como socióloga, investigadora, formadora, consultora y analista de datos. Me hace feliz (aunque a veces duela).
Vamos a la punta de la derecha de la estrella. ¿Qué ya has empezado a hacer pero te das cuenta que para que te ayude a conseguir lo que quieres le tienes que dedicar más energía? Quizás empezaste algo y lo dejaste abandonado por falta de tiempo y sientes la necesidad de retomarlo; has tirado la toalla demasiado pronto y requiere persistencia; quizás has pretendido recoger los frutos cuando todavía no estaban maduros y necesitan más cuidados.
Yo dejé de cuidar la web porque todo mi tiempo lo dedicaba a producción. Y aquí me tienes, más de dos años después del último post que escribí. No tengo que empezar de cero, simplemente acepté la importancia de dedicarle más tiempo a raíz de que una persona me preguntara: «¿has abandonado tu proyecto? Hace tiempo que no escribes en tu web.» Las alarmas de la vida aparecen cuando menos te lo esperas. Y hay que hacerles caso.
Aquí empieza la utilidad de la estrella para equilibrar la energía en tu plan de acción.
Si has decidido a qué le quieres dedicar más energía, tendrás que decidir a qué le vas a dedicar menos energía, sin dejar de hacerlo.
Porque hay que recordarse una y otra vez que la energía y el tiempo son recursos muy limitados. Seguro que identificas algo que no es necesario hacer tan a menudo (¿mirar el móvil?) o que puedes limitar el tiempo (¿una alarma de tiempo máximo cuando entras en Instagram si sabes que te engulle? Y quien dice Instagram, dice cualquier red perfectamente diseñada para retener tu atención y hacerte perder la noción del tiempo).
Yo he desactivado las notificaciones de Whatsapp: ni las veo ni las oigo. ¡Menuda diferencia, era un ladrón de guante blanco de mi concentración! Al principio salió el miedo: ¿y si alguien necesita algo urgente? Y resulta que quien necesita algo urgente, llama. Y resulta que recibo el triple de mensajes que llamadas. Ahora cuando entro lo hago dispuesta a leer, escuchar, responder, reír… habiendo protegido la concentración.
¿Y qué sucede con las puntas de abajo de la estrella? Dijo No-sé-quién: «si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo».
Cuando nos repensamos aparece lo que hemos hecho mal, lo que no ha funcionado, lo que no es sostenible, lo hay que cambiar.
Y cambiar significa incorporar algo nuevo y eliminar algo caduco.
Así que en la punta de abajo a la derecha de la estrella anota: ¿qué es lo que no has hecho nunca antes y te puede ayudar a conseguir lo que quieres?
Puedes recuperar aquella lista interminable de propósitos de año nuevo que escribiste o puedes preguntárselo a tus ganas a ver qué te dicen: ellas siempre tienen ideas guapas que a menudo mandamos callar con los no-tengo-tiempo.
Yo he empezado a aprender lettering para hacer mis esquemas de análisis. Y resulta que me ayudan a concentrarme profundamente a una velocidad tremenda; que escribir a mano y dibujar con colores conecta ambos hemisferios del cerebro (el analítico y el creativo) y aparecen ideas potentes; y que si los paso a limpio -venzo la vergüenza- y los regalo a las personas del proyecto, me dicen que también a ellas les motiva a pensar. A repensar.
Y llegamos al final del ejercicio equilibrando la estrella con la pregunta que ya te imaginas: ¿qué necesitas dejar atrás?
Hay tareas que hace un tiempo eran necesarias y han dejado de serlo porque tu realidad ha cambiado. Hay hábitos que se mantienen por costumbre y nos perjudican. Hay creencias que son más un lastre que un trampolín.
Yo he dejado de pensar que no puedo parar. Basta.
Y hasta aquí el ejercicio de la estrella para construir un plan de acción. Si no lo conocías, espero que te haya animado a hacerlo. Es simple, útil, retador y efectivo. Ojalá te ayude como me ha ayudado a mí.
Y si te apetece compartir tu estrella, ¡envíamela y será una bonita sorpresa!